Diario de amigo

Mirando desde mi ventana. Una meditación sobre el eco de la vida.

viernes, octubre 06, 2006


Anorexia del corazón

Hoy leí un poco a Henri Nouwen, me gusta porque es real, sencillo y vivió infinidad de experiencias desde Dios.



Hizo sus opciones y sobre todo tomo la opción del corazón...
Hoy lo pensaba que ésta, nuestra sociedad, es una sociedad de anorexia... Hay gente que muere de hambre en otros mundos... En otros países porque no tienen que llevarse a la boca.

Aquí es justo lo contrario, el rechazo de querer comer por aparecer termina por matarles... Les sobra todo y les falta todo...

Eso mismo pasa con el alma... Hay gente que jamás nadie se les acercó con un corazón generoso o no supieron descubrirlo…y no saben lo que es la amistad, ni el verdadero amor. Muere su alma porque no saben lo que es la generosidad, la alegría de compartir, de vivir lanzados hacia Dios con la fuerza de su amor que nos dio el mandamiento del Amor...
Desgraciadamente, otros tienen demasiado . Y pierden el don que Dios les da en el presente por otra clase de apariencia...por la inflacción de tener con demasiada facilidad gente que les quiere, gente generosa y no saben valorarlo a veces por la apariencia de querer aparecer " justos a los ojos de otros" por cumplir sus propios preceptos y no saben descubrir quien vive o quien necesita su ayuda, su amistad, y cercanía...se les endurece su corazón... La apariencia de "ser libres y de cumplir el deber " les hace vivir esclavos del juicio y miradas de otros…" Cuando el primer deber del hombre es el amor... El compartir... El ser...

No se, esta noche, todo ésto se mezcla en mi cerebro y rezo...
Rezo para que Dios me ayude a que nadie que se acerque a mi vida, se encuentre en mi la anorexia de amor... Pido para que solo busque hacer el bien, aunque me cueste renunciar a la apariencia de ser buena, libre, generosa o que se yo...
El orgullo nos juega malas pasadas haciéndonos creer justos... Si, es preferible ser mal visto y hacer como el samaritano... Perder mi tiempo y recoger al herido, escuchar al amigo, dar la mano al pobre... Y encontrarse, al mirarle, con los ojos de Dios que te miran... Y una alegría inmensurable que golpea el corazón.

Quizás pienses que son locuras... Pero en el fondo, no son locuras... Es la opción fundamental de querer vivir de la mano de Dios.